cae un pétalo. ¿Dónde estás ahora, tú, que me brindaste el cáliz por el cual suspiro?
Tal vez ninguna rosa se deshoja cerca de quien auxilias con tu cántaro.
Pero sé que ya no tienes la amarga felicidad con la que supe embriagarte.
Omar Khayyám, Rubáiyát XCVII.
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